El Padre creó todo con una intención y siguiendo un diseño. La vida plena del ser humano está conectada a ese diseño. Si ignoramos eso, viviremos sin propósito. Al primer Adán, una vez formado y puesto en el huerto, se le otorgó dominio, capacidades y habilidades extraordinarias para gobernar la tierra. El secreto estaba en su diseño y su esencia de hijo.